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jueves, 8 de mayo de 2014

Milán

Para celebrar mi cumpleaños, que fue exactamente hace dos semana, decidimos viajar a Milán. En un principio el viaje consistía en visitar Milán, Bérgamo y Turín pero, entre que nos gusta improvisar sobre la marcha y que de los cuatro días, los dos últimos hizo malísimo, modificamos esa ruta y sustituimos las dos últimas por el Lago di Como, del que os hablaré la semana que viene para no extender mucho esta entrada.

Estaba muy ilusionada con celebrar mi cumpleaños fuera, un año más, pero no tenia grandes expectativas sobre la ciudad de Milán. Todo el mundo me decía "Milán es muy feo, no tiene nada, solo tiendas" o "¿vas a Milán? mejor vete a otro sitio" no conozco a una sola persona que me haya dicho que es una ciudad que merezca la pena visitar.

A lo mejor precisamente por eso me ha encantado, yo personalmente la recomendaría a cualquiera. Es cierto que no tiene nada que ver con Florencia o con cualquier otro pueblo de la Toscana, no tiene el encanto de pueblo, Milán es una señora ciudad, y yo que soy más de ciudad que las rotondas y los semáforos, necesitaba respirar aire urbano, que del rural ya estaba un poco saturada.

Todos sabemos que es famosa por la cantidad de tiendas que tiene y no exagero cuando digo que creo que hasta sobran comercios, pero de ahí a la frase de "no tiene nada" hay un gran abismo. El Duomo es impresionante, especialmente las vistas desde la azotea, el edificio de las galerías Vittorio Emanuele me dejó literalmente sin aliento, no me las esperaba así para nada. Perderse hasta llegar al castillo Sforzesco para terminar descansando en el parque Sempione, o seguir caminando hasta el Arco de la Paz y comer una buena pizza en cualquiera de los restaurantes de la zona, personalmente, me parecen planes estupendos para disfrutar de esta, un poco caótica, ciudad. Para equilibrar la "zona monumentos" está el centro financiero de la ciudad lleno de rascacielos y edificios de arquitectura moderna, que te harán volver al año 2014.

Para la noche nada mejor que tomar el aperitivi, unos buenos mojitos, en la zona de Navigli, confieso que nunca imaginé que me encontraría algo así en Milán, donde no sabrás ni qué bar elegir puesto que la variedad es muy amplia. Es una zona que me recordó mucho a Amsterdam, también dicen que es la "zona Venecia" de Milán pero, como en la ciudad de los canales todavía no he estado, no lo sé.

Podría estar horas escribiendo sobre lo mucho que me gustó y, de hecho, aunque todavía no está dentro de mis planes inmediatos, no descarto vivir una temporada de mi vida en esa ciudad, el número de tiendas de interiorismo y de estudios de arquitectura y decoración me sorprendió de forma muy grata, nada que ver con España, por desgracia. Pero para no liarme más, os dejo con las fotos.

¡Feliz jueves!
















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