Como ya dije en la presentación, me encanta viajar y es algo que hago
en cuanto tengo tiempo y dinero. Hace exactamente un mes, fui a París a
pasar cuatro días. Era mi segunda vez en la capital francesa y, como ya
había pasado la anterior vez, volví encantada. París es una de las
ciudades más interesantes que conozco, junto con Madrid, en lo que a
arquitectura se refiere. Todos y cada uno de los rincones de esa ciudad
tienen su encanto, es increíble. La anterior vez que estuve fue para
visitar a un amigo que vive allí, e hizo de anfitrión y de ruta
turístico, muy bien por cierto.
Esta vez fui acompañada y llevamos la ruta hecha. Buscando en blogs y
webs de viajes, encontramos un planning muy completo y nada aburrido,
aunque la modificamos un poco. No me enrollo más, y os cuento qué
hicimos nosotros, por si os sirve para futuros viajes.
Primero de todo el hotel se llama Pavillion Villiers Etoile y está,
además de genial de precio, perfectamente ubicado, tanto es así que
cogimos 10 viajes el primer día, y nos llegaron perfecto, puesto que
muchos días íbamos andando a los sitios de lo cerca que estaban.
Día 1
Tomamos el metro y nos bajamos en El Arco del Triunfo. Nada más salir de la estación lo vimos, espectacular. De ahí, bajamos paseando por los Campos Eliseos, parándonos casi en cada tienda, yo sé de uno que acabó un poco hartito, jaja!. Mención propia se merece la tienda de Louis Vuitton, enorme, y plagada de orientales cargados con sus bolsitas marrones.
Como anécdota comentaré que bajando hacia la plaza de la Concordia,
comenzamos a escuchar música con un volumen muy elevado y de tipo
house, que venía de un lujoso palacete y nos sorprendió muchísimo,
puesto que no pegaba nada. Seguimos avanzando y tenía la verja abierta
con un puerta a cada lado, visto el panorama pensamos que sería un hotel
de lujo, y que si entrábamos deberíamos prepararnos para pagar 10 euros
por el café de la cafetería, aunque nos llamaba la atención que
entraban y salían constantemente personas de tipo normal, y con normal
me refiero a tipo nosotros, nada ostentoso, así que nos unimos a ello.
Una vez pasado el ?momento verja? llegamos al majestuoso edificio, la
puerta estaba cerrada, hasta que de repente, la abrió un tiarrón sin
camiseta y con una tableta por abdomen, que me río yo de las que usaba
mi abuela ?antaño? para lavar la ropa. Ni cafetería, ni hotel, ni nada
parecido, era Abercrombie. Añadir que en Madrid esta casi al lado de mi
casa, y ni con esas lo reconocí. Es sorprendente que esta cadena tenga
esos edificios tan increíbles, y situados en los mejores sitios de la
ciudad. Una vez dentro, pues como todos, casi a oscuras, la música a
tope, y desfile de modelos a tutiplén, vender, no se si venderá mucho,
pero es un espectáculo asegurado, merece la pena entrar sólo por verlo.
Salimos, y seguimos nuestro paseo matutino. Llegamos a la zona de
los Petit y Grand Palais. Me encantó ver, por fin, el lugar en el que he
visto innumerables desfiles de Chanel, via Youtube claro. En el Grand
Palais había una exposición de Hopper, que también estuvo en Madrid y
por desgracia no pude ver, pero las colas eran tan kilométricas que nos
resultó imposible entrar, a ver si a la tercera va la vencida, y la
próxima vez que me cruce con la exposición la puedo ver.
Avanzamos hacia la plaza de la Concordia, y no, no nos montamos en
la noria porque si ya hacía un frío increíble a nivel de suelo, en las
alturas ni imaginar. Paseamos por los jardines de las Tullerías que
tienen una atmósfera muy especial. La anterior vez que estuve había
gente haciendo picnics, mantel de cuadros vichy rojos incluidos, pero
esta vez el clima no se prestaba para ello. De verde a verde y tiro
porque me toca, fuimos al Jardín del Carrusel y la zona Louvre donde
estuvimos un buen rato sacando fotos.
Para cuando nos quisimos dar cuenta, eran casi las 3 de la tarde, y
nos pusimos a la caza y captura de un lugar para comer. Misión fácil,
pensaréis, pues NO, tras das vueltas y más vueltas buscando un lugar que
tuviera wifi, nada, nuestro gozo en un pozo, así que mi memoria
fotográfica- gps, nos llevó al Mc Donal´s que visité una vez la anterior
vez que fui. Me gustaría tener la misma memoria para todo, pero bueno,
ese es otro tema. Tras reponer fuerzas nos pusimos en marcha.
Visitamos la opera de Garnier, donde intentamos por activa y por
pasiva encontrar a alguien que nos dijera como conseguir entradas para
cualquiera de los días que estuviéramos allí, y nada, imposible, ni para
ese día ni para ningún otro. De aquí a la Iglesia de la Madelein, y
parada obligatoria en Saint Honoré. Entré a Jenny Packham, diseñadora de la que me encantan el 90% de sus
vestidos, y menuda decepción. Para empezar la tienda era diminuta y el
dependiente tenía dos perros, SÍ DOS, debió pensar aquello de ?dos si
son pequeños?. Con toda la ilusión del mundo, me dispuse a elegir
vestido y HORROR, qué materiales, qué tejidos, salí despavorida previa
despedida de las mascotas y dependiente, claro.
Otro punto de interés Louboutin, donde compré el mejor y casi único
souvenir. Comentar la diferencia de trato entre las tiendas de París,
Saint honoré y Jean-Jacques Rousseau, puesto que en la otra nunca he
estado y, la boutique de Madrid. A los pies de la Madelein y casi en
frente de Gucci, está Laudrée, tienda de macaroons por excelencia, colas
kilométricas incluidas, así que tampoco tuve mi momento Blair Waldorf,
bueno miento, lo tuve, pero en Mc Donal´s, ni la mitad de glamouroso
claro pero la mitad de caro, todo hay que decirlo.
Finalizado el momento shopping, volvimos al tema cultural y llegamos
a Plaza Vendome, donde empezó mi fanatismo por el momento ?foto
panorámica?, que todavía no he sido capaz de montar. Tras esto fuimos a
tomar algo a Starbucks, otro de los pocos sitios con wifi, y que se
convirtió en nuestro aliado para el desayuno diario. De aquí con todo el
cansancio del mundo, pero dando un paseo fuimos hasta el hotel, previo
paso por Domino´s pizza para cenar. Como podéis comprobar tengo afición a
la comida sana- saludable y a esperar colas.
Tenía planeado contar los cuatro días juntos, pero visto el tostón
que he escrito del primer día, creo que dejaré los otros tres para
futuras entregas.
Gracias de corazón a los que, sin ser familia, hayáis sido capaces de leer hasta el final.
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