Etiquetas

martes, 30 de julio de 2013

Historia de un vestido

Ya os he contado un par de historias relacionadas con mis "experiencias fashioniles". La primera de ellas fue mi primer par de Louboutin y la segunda, la semana pasada, hablando sobre el clon que nos ha regalado Amancio, también de Christian. Esta semana, os relato la historia de un vestido que ha estado colgado en mi armario desde noviembre hasta hace bien poco, eso sí, esta vez es una hitoria "low cost" ya que la prenda en cuestión, es de Blanco.

La primera vez que vi el vestido, me enamoré (como siempre me pasa), por cierto, sufro una cantidad de flechazos con trapitos, que debería mirármelo. Lo fiché en el avance de fiesta en la web de Blanco en noviembre del año pasado. El vestido lo tenía todo para ser EL VESTIDO, lentejuelas, negro, corte en la cintura y con falda de vuelo. Sin pensármelo dos veces y, como tenía una cena a corto plazo, me lo compré. Era PERFECTO. Llegó el día de la cena noviembre, Vitoria, -2º ¡JA, como para ponérmelo! ni de coña, cambio de planes, me quedo en casa. 

La segunda oportunidad que le dí era para nochevieja, en mi mente ya estaba la idea "perfecto, ya tengo vestido para salir, así me ahorro el qué-me-pongo de última hora". Llegó el último día del año, la cena se alargó, las copas empezaron a correr por mi casa y para cuando se me antojó salir, eran las 4am así que, otro intento frustrado de estreno.

La tercera oportunidad fue en París, mientras hacía la maleta para irme de viaje, me visionaba perfectamente con mi "Little black dress" de lentejuelas, mis altísimos Louboutines, medias tupidas negras, cazadora de cuero y labios rojos, tenía el estilismo clarísimo para una cena parisina. Una vez más, el tiempo en mi contra, nevaba que no era ni medio normal. Al armario de nuevo.

La cuarta vez que lo metí en la maleta fue para una noche de fiesta por Getxo- Bilbao, después de unas copas en casa y con no muchas ganas de salir, miramos por la ventana y estaba el diluvio universal, así que entre la pereza y la lluvia el plan continuó en casa.

Tras tres meses guardadito en el armario, llegó el Rey León y Madrid, junio. Lo metí en la maleta sin muchas esperanzas de ponérmelo, puesto que lo veía un poco- demasiado para ir a cenar  y a un musical. Esta vez, fueron mi plan A y mi plan B los que estuvieron en mi contra. Ni el calzado del modelito A, ni el del B, me entraban debido a que había estado todo el día andando por Madrid con, por lo menos 35º, así que buscando plan C, conseguí que me valieran unas sandalias altísimas de brillantina de Zara, que por cierto las tiene "La Oli" y acompañándolas, estrené, por fin, el dichoso vestido.

Hasta aquí una más de "mis historias fashioniles". ¿A alguna le ha pasado esto? Me refiero a que encuentra una prenda que es "LA PRENDA" y luego tarda y tarda y tarda en estrenarla.

¡Ah! el vestido en cuestión es este de la foto que, en cuanto consiga fotógrafo, os enseño el estilismo ganador. Y por supuesto, muchas gracias por leeros el tostón.

Que tengáis un buen martes.




2 comentarios:

  1. guapa! acabo de encontrar tu blog y me quedo como seguidora!
    un post muy interesantes :D
    besos!
    te espero ;)

    www.maisonclhoe.blogspot.com.es

    Clhoé

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!! me alegro de que te guste! me paso a visitarte!
      mua!

      Eliminar